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Fotografías de Dioela Cortés
Dentro de la sociedad, los cuerpos femeninos han sido considerados territorios de conquista, por ende, deben seguir los cánones sociales impuestos por las relaciones de poder. Sin embargo, cuando los cuerpos son estigmatizados al depender de su tono de piel es inevitable, mostrar que dentro de los espacios públicos existen corporalidades más racializadas, y las mujeres negras no son la excepción.
Los contenidos de los medios de información crean referentes sociales, como indica el sociólogo Stuart Hall: “El principal campo de acción de los medios de comunicación es la producción y transformación de las ideologías” (Hall, 1997, p. 299).
Imagen tomada del British Museum: Venus Hotentote
¿Cómo son representados los cuerpos de las mujeres negras? Para dar respuesta a esto es necesario llevar a cabo un análisis de los contenidos en los medios de comunicación que refuerzan los discursos que se reproducen en el imaginario colectivo. En varios espacios públicos existen representaciones exóticas de las corporalidades negras. Una de las más representativas refiere a la “Venus Hotentote”, cuyo nombre original fue Saartjie Baartman (1789-1815); esta mujer negra se expuso como un ser “anormal” por tener enormes nalgas y la hipertrofia de los labios de su vulva. Los hombres occidentales la exhibieron como un animal exótico por las características de su cuerpo, fue prostituida y mostrada en una jaula, desnuda para el morbo de las miradas occidentales y los estándares de belleza europea y blanca.
En México, uno de los referentes mediáticos de los cuerpos femeninos negros es “Zonga” de la serie “Rarotonga”, una negra curvilínea, con cabello afro y con poca ropa: una “salvaje”. En la revista “Lágrimas, risas y amor” se le mostraba segura, confiada, destilando sexualidad y siempre disponible al coqueteo.
El sitio “Lágrimas, Risas y Amor” menciona: “Rarotonga es una historieta gráfica escrita por Guillermo de la Parra y publicada entre 1973 y 1975. Es una adaptación de otra publicación llamada ¡Tabú!”.
Roberto Fernández Retamar menciona que el argumento del “salvaje” fue usado por colonizadores para justificar su intervención e incluso su responsabilidad como hombre civilizado para, sin importar los medios, modernizar a los aborígenes.
“Rarotonga” es un comic, resultado de un producto imaginario, lo que disfraza de inocencia el deseo dirigido a una audiencia masculina. Aun en el contexto de una caricatura, “Zonga” ofrecía una corporalidad erótica que estaba disponible para el lector.
Otro referente mediático es uno de los atractivos visuales del programa televisivo en canal abierto nacional: “La Hora Pico”, programa popular transmitido por la empresa Televisa. Ahí, la modelo jamaiquina Sabel, “La Morena de Fuego”, acaparó las miradas y el deseo de parte de la audiencia mexicana hasta la latinoamericana por su exuberante "trasero". Su personaje es la continuación de la representación del cuerpo de las mujeres negras que reprodujo “Zonga”. El trasfondo del problema en las representaciones como la de “Zonga” y “La Morena de Fuego” es que se encasilla a una sola referencia los cuerpos de las mujeres negras, los cuales son cosificados y sometidos a ser mostrados en algunos medios de comunicación como fetiches, al antojo de cualquier mirada lasciva masculina.
La normalización del “deber ser” excluye a una diversidad de cuerpos racializados; la corporalidad femenina negra es marginalizada y subrepresentada en la televisión mexicana, donde no se encuentran conductoras o protagonistas de programas noticiosos, deportivos, de revista, telenovelas, etc., ya que en estos apenas los tonos de piel morena clara son tomados en cuenta. Podemos encender el aparato televisivo y comprobar cuáles son las tonalidades de piel que imperan en las mujeres mostradas en la pantalla nacional.
Por otra parte, si los cuerpos racializados son de talla grande, según el estándar de belleza hegemónica, suman otro factor de rechazo y/o incitan a mostrarlos desde miradas obscenas; entonces las representaciones de los cuerpos sí importan, todas cuentan con un contexto enfocado a que existe la diversidad corporal y es tratada de la misma manera, pero la mayoría de las corporalidades quedan excluidas -sobre todo el cuerpo femenino negro- y se ejerce una enorme presión por la categorización y la validación social. No es fortuito que la industria de la estética sea un gran mercado que crece conforme a los estándares de belleza dictados desde el status quo. Por eso es relevante que artistas plásticas como Ingrid Sánchez, afromexicana, registre en sus xilografías, las corporalidades de mujeres negras rurales, como lo ha hecho en su trilogía “Mujeres de El Ciruelo”. El cuerpo es un archivo de memoria que merece ser registrado también de manera digna.
Título: Mujer y Tona
Artista: Ingrid Sáenz
Técnica: Xilografía
40x30 centímetros
Título: Mujer y toro de petate
Artista: Ingrid Sáenz Sánchez
Técnica: Xilografía
40x30 centímetros
Título: Vendedoras
Artista: Ingrid Sáenz Sánchez
Técnica Xilografía
40x30 centímetros